Preludio a las reflexiones de cómo entender a mi yo.
Me dijo que no escribiese, que no merecía la pena.
Que ésto estaba pensado para los que no sabían, los que no aparecen y no entenderán. Me molesté, ¿por qué una reflexión de esta profundidad se relegaba a los débiles de mente, a los carentes de alma?
Escuché, sonreí. Da tiempo al tiempo, Niko. Pon de tu parte para ser catalizador del proceso, para abrir al tiempo la perspectiva.
Si no se sabe dibujar, se debe hacer dibujos.
Si uno no sabe expresar, hay que pensar y escribirlo.
¿Por qué?, dicen.
Porque la vida con buenos motivos se vuelve infinita.
-
El otro día entendí el transfondo de la asignatura y se radializó a dos conceptos más. Me puse contento, comprendí que todo Proyecto nace si, y sólo si, está acompañado de un contexto y un programa, me explico.
Necesitamos de una Península para inundarla (con todas sus cordilleritas, sus golfos, cabos y mentalidades abrasivas), pues sería absurdo actuar si no se tiene lugar. Se necesita del lugar para que un proyecto germine y tenga donde apoyarse.
Necesitamos de una meta, de una excusa para que pueda nutrirse de algo el Proyecto. Traer el mar a Madrid es justo lo necesario para que la metáfora florezca.
La obligación de añadir el programa al contexto y entender que la razón estructural genera la forma son los pilares básicos de todo Proyecto, de la vida y, por tercera derivada, de esta asignatura.
Pero no termina ahí, sino serían meros formalismos intelectuales. Que se coman una mierda los que sólo piensan y no actuan.
Tras entender las mentalidades de la historia, sin ser historicista, hay que marcar las nuevas pautas para que el camino se autoequilibre, antes de que todo estalle, antes de que este ritmo frenético entre en periodo y todo salte por los aires.
Antes de que el último de nosotros deje de pensar y el último niño deje de sentir.
TENEMOS UNA RESPONSABILIDAD.
No hay comentarios:
Publicar un comentario